TERESA VICENTE GIMÉNEZ
Hace unos días tuve la oportunidad de recorrer palmo a palmo una pequeña
parte de nuestra costa, la que se extiende entre Cabo Cope y Puntas de
Calnegre. Esa hermosa franja virgen del litoral de la costa mediterránea
ha sido desprotegida en más del 62% para dar paso a un nuevo modelo de
desarrollo turístico, el de un turismo elitista ajeno al uso y disfrute
de las poblaciones locales. También es de todos conocido que esta zona
ha sido objeto de una Ordenación del Territorio, Actuación de
Intervención de interés Regional (AIR) —Marina de Cope— aprobada por
acuerdo de Consejo de Gobierno, de 23 de julio de 2004 (BORM núm. 186,
de 12 de agosto).
La operación turística de la actuación de
Marina de Cope rondará las 23.000 plazas, y la zona residencial contaría
con 11.000 viviendas; en consecuencia la población total aproximada del
complejo alcanzará al 100% de ocupación, 60.000 habitantes. Asimismo,
la AIR de Marina de Cope diseña un conjunto variado de usos e
instalaciones: cinco campos de golf, marina interior con aproximadamente
2.000 puntos de amarre, centro de alto rendimiento deportivo
especializado en disciplinas de alta competición con varias
instalaciones, diez campos de fútbol, diez zonas deportivas en uso
residencial, zona hípica, centros comerciales y lúdicos abiertos y
tematizados, áreas para convenciones y banquetes integradas en la oferta
hotelera. Además, las actuaciones previstas y destinadas a la
consecución del nuevo modelo territorial murciano incluye la línea de
alta velocidad Murcia-Cartagena, la autopista de peaje Cartagena-Vera,
la autovía de Mazarrón, el Aeropuerto internacional de la Región de
Murcia, etc. Todo ello para lograr una mejor accesibilidad al Litoral
Sur, con la consiguiente degradación ecológica que todas estas
mastodónticas obras lleva consigo.
Produce una inmensa tristeza
la situación actual de retroceso social y degradación ecológica que
sufre nuestra Región y que ha sido inducida por la práctica
irresponsable de nuestros gobernantes. El Gobierno regional sigue
proponiendo para el futuro de la Región de Murcia un modelo de
desarrollo que genera desprotección ambiental, precariedad social y
aumento de las desigualdades.
El caso del Litoral Sur de la
Región de Murcia es paradigmático de esta política regional de profunda
huella ecológica y social que se lleva por delante los más preciados y
hermosos paisajes de nuestra región por su orientación exclusiva hacia
el desarrollo turístico desenfrenado y depredador.
En el actual
contexto de crisis económica y social que sufre nuestra Región creemos
que se tendría que cuestionar la viabilidad de tales planes con el fin
de plantear una gestión más sostenible y con vocación de un horizonte
espacial y temporal más amplio para nuestra región, dejando de lado el
cortoplazismo especulativo. Frente a este modelo que empobrece nuestros
pueblos y ciudades, proponemos un modelo de ciudad compacta, que
recupere la esencia de nuestros pueblos y barrios, que recupere el nivel
de convivencia democrática y el modelo de pueblo y ciudad mediterránea,
que promueva la rehabilitación del stock urbanístico para la
satisfacción del derecho a la vivienda de nuestros ciudadanos, y un
crecimiento sostenible que lleve a la práctica la teoría de un modelo
social para todos en nuestra tierra.
Hay que señalar que un
modelo social lleva consigo un modelo económico y, en definitiva, un
sentido de la vida. Para lograr una gestión colectiva de los escasos
recursos naturales que tenemos que nos permita velar por el bienestar
actual y cuidar del porvernir para nuestras generaciones futuras,
tenemos que cambiar el modelo desarrollista que nos proponen. Queremos
recordar también que en la actual coyuntura histórica hay que pensar
global y actuar local, y que ahora tenemos una oportunidad como
ciudadanos de hablar en las urnas y optar por un modelo incluyente y
viable para todos.
Ya no debemos seguir creciendo con modelos
desarrollistas en decadencia que suponen un imparable declive para la
especie humana y el ecosistema que la sosteniene. El movimiento de los
indignados tiene esta percepción, y la manifiesta en las calles y en las
plazas de nuestra región, y del mundo entero. Ahora es el momento de
llevar esta nueva percepción, esta nueva conciencia social y política a
las urnas, porque tenemos un arma política y hay que utilizarla para
sentirnos parte de una comunidad que ha sido construida entre todos.
La
pobreza y el deterioro ambiental es la verdadera amenaza, y hay un
modelo social que la está provocando. El sentido de la vida está en
proteger la tierra junto con la humanidad y este debe ser el marco para
los proyectos económicos que deben aprobarse.
Queremos creer que
esta crisis la vamos a utilizar para crecer, para reflexionar y crear
nuevos modelos de conducta, económicos, sociales y ecológicos que nos
permitan un mundo mejor para todos. No nos creemos que no se pueda
perseguir a los culpables, no nos creemos que no se pueda salir de un
modelo impuesto por las minorías dirigentes. Creemos en la ética
política y jurídica, creemos en la capacidad ética y la fuerza de las
gentes, creemos en los nuevos valores de solidaridad con la humanidad y
complementaridad con el planeta tierra, creemos en la posiblidad
política de un mundo mejor y queremos demostrarlo en las urnas.
Desde
el ánima de lo femenino, desde la experiencia de fusión orgánica con la
humanidad y con la Tierra, la Asamblea para el Senado quiere lanzar un
grito que nos impulse hacia adelante. Hay que acudir a las urnas el 20N y
elegir un nuevo modelo social que devuelva la dignidad usurpada a la
humanidad compartida y a nuestra casa común. En nuestro caso la
conservación de la Región de Murcia y de sus hermosos parajes naturales.
(Artículo publicado en Diario La Opinión de Murcia el 12/11/11 :
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2011/11/12/queremos-creemos/363715.html)
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